Su nombre ya es una invitación a los sentidos: una playa de
arena rosa, enclavada en pleno mar Caribe, en la isla de Harbour. A lo largo de
sus cinco kilómetros de longitud, millones de corales y conchas pulverizados
han extendido una alfombra de tonos rosados que brillan cuando las olas la
bañan. La isla se ha convertido en un relajante refugio para famosos y también
en un paraíso para los aficionados al submarinismo. El único núcleo habitado de
la isla es Dunmore, una agradable ciudad con casas pintadas de tonos pastel.
Excelente!
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